RECUPERACIÓN X |
Habilitación |
Guía #_ _ _ |
Evaluación de Periodo |
Prom. Anticipada |
ÁREA: POLÍTICA |
Grado: Grupos: 1, 2 Y 3 |
PERIODO: II |
DOCENTE(S): JUAN JOSÉ AGUDELO |
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NOMBRE DEL ESTUDIANTE:
Grupo: |
NOTA: ACLARACIONES: · Todos los puntos deben de presentarse en hojas de
block tamaño carta, en el orden indicado y a mano. y letra legible. Taller que
no se comprenda la letra no será tomado en cuenta. · Deben revisar bien la ortografía antes de
entregarlos, pues esta se evaluará. · El trabajo debe presentarse con las normas básicas de ICONTEC. · Se realizará la SUSTENTACION ORAL Y ESCRITA
Como estrategia de apoyo para
resolver situaciones pedagógicas pendientes y en aras del mejoramiento
continuo, por favor desarrolle el presente taller:
A MODO DE INTRODUCCIÓN
La reflexión sobre la política es un fenómeno de difícil
descripción. Quizás, lo anterior, se deba a la ambigüedad del mismo objeto de
estudio o al carácter multívoco, polisémico y variable de un concepto que se ha
tratado desde disciplinas distintas y desde antes de que se hablara de ciencia
política. La ciencia de la política ha compartido objeto de estudio con la
filosofía, la historia de las ideas, la sociología o el derecho.
Así, la política, como objeto de reflexión, se nos presenta como
un término controvertido, a pesar de su familiaridad1 y uso cotidiano, lo cual
no implica que quienes lo utilicen lo entiendan del mismo modo. Política,
resulta, entonces, en un término multívoco, dotado de sentidos diferentes según
el ámbito y el momento en que se emplea (Vallès, 2002), que nos supone más de
un interrogante: ¿qué se entiende por política? Cuando hablamos de política,
¿de qué hablamos?
No obstante la existencia de definiciones clásicas2 que responden
al interrogante, aparentemente simple, planteado, resulta cuando menos
necesario responder a éste a partir de la diferenciación entre lo que es la
política y lo que es el pensamiento sobre la política, que en términos de Roiz
(1982: p. 13) sería la existencia o no de conciencia política. La distinción
propuesta resulta pertinente si se estima, primero que la política es un
fenómeno universal en el que la persona humana desarrolla actividades y
establece relaciones que hacen que la política sea un término familiar, que responde
a diferenciados sentidos y ámbitos de aplicación; y, luego, que la política
está ligada a la misma condición humana y por lo tanto puede considerarse como
una construcción mental.
Si partimos de lo último, la política no sería un concepto
objetivable. Sería, más bien, una reflexión no de la política en sí, sino sobre
la política, la conciencia política o el pensamiento político. Ahora, si nos
atenemos a lo primero, la política como una forma específica de relación o
actividad humana, política existió previamente a la Grecia clásica, es decir,
antes del pensamiento platónico o aristotélico.
Según Sartori (1984), para los clásicos, en particular
Aristóteles, el animal político era el equivalente al animal social, es decir,
que el hombre se definía por vivir asociado, de forma colectiva o en comunidad,
por lo que la política era algo consustancial a la misma naturaleza humana. Lo
anterior, llevó a Sartori a señalar que no es Aristóteles el descubridor de la
política -en tanto conciencia o reflexión política- sino que sería Maquiavelo,
ya que es quien realmente autonomiza la política y la equipara al pensamiento y
a la reflexión sobre la misma3.
De acuerdo con esta distinción, se ha establecido una diferencia
entre el pensamiento político clásico y el pensamiento político moderno.
Aristóteles identificaba a la política con el ejercicio del poder, sus modos de
adquisición y utilización, su concentración y distribución, su origen y la
legitimidad de su ejercicio. Esta definición en cuanto a poder, se enmarcaría
en una de las corrientes a que se hizo referencia a pie de página. Las
inquietudes en el pensamiento político clásico oscilaron entre la
identificación de quién tiene el poder, cómo se ejerce y en el enjuiciamiento
de su ejercicio. Por su parte, los análisis se centraron en una diversidad de
asuntos: quiénes deben detentar el poder, qué medios son los adecuados para su
obtención y mantenimiento, cuáles son los principios legitimadores para su
ejercicio.
Si durante el pensamiento clásico el estudio de la política estaba
estrechamente ligado a los argumentos de tipo ético y a la búsqueda del bien
común, con Maquiavelo, por el contrario, la política se distingue de la moral y
de la religión. Se inicia un proceso de gradual atomización, empezando a ser
analizada desde perspectivas fundamentalmente técnicas. La reflexión política,
a partir de Maquiavelo, pivota no sólo alrededor del concepto de poder, sino,
sobre todo, en torno a la institución que posibilita su ejercicio: el Estado.
La ambivalencia entre el poder y el Estado, será, en adelante, el centro de
debate de las sucesivas reflexiones sobre la política4.
Desde los primeros intentos por definir la política, la
preocupación por la polis y el estudio de la virtud, hasta la organización del
Estado y, principalmente, su poder, se encuentra una constelación de
definiciones que marcan la pauta de lo que es o "debe ser" el estudio
riguroso de este hecho social (Mariñez Navarro, 2001: p. 13-14). Sin embargo,
como se insinuó al comienzo de este artículo, definir "lo político",
como objeto genérico de la ciencia política, es una tarea compleja que implica
manejar un concepto habitual pero controvertido, incómodo (Vallès, 2002: p. 18)
y paradójico (Heywood, 1994: p. 16). El problema de la política estriba en que
el debate, la controversia y el desacuerdo son inherentes a la misma y que por
lo tanto la definición de la política no resulta una excepción. No obstante, si
queremos avanzar no podemos prescindir de acercarnos a la idea de la política.
En este sentido, con Del Águila (1997) podemos identificar dos
grandes grupos de concepciones sobre la política: en primer lugar, la política
en sentido cooperativo y, en segundo lugar, la política en sentido conflictivo.
En el primer caso, la política sería la actividad a través de la cual los
grupos humanos toman decisiones colectivas. En el segundo, inspirada en la
concepción maquiavélica, también schmittiana, se entiende la política como una
actividad de conflicto entre personas, grupos, intereses o visiones del mundo.
Esta dualidad en la concepción de la política genera una distinción importante
entre los dos conceptos centrales de la reflexión política: el concepto de
poder, cercano a la última acepción de política y el concepto de legitimidad,
más acorde con una concepción de la política que resalta sus aspectos
consensuales. Es una forma distinta de aquella que define la política a partir
de la inclusión, según la cual la política en sentido estricto y en sentido
amplio se diferenciaría por el número de elementos, actividades y asuntos de
interés público, produciéndose una identificación entre lo político y lo
público. Según esta visión, la política comprendería tanto las actividades de
cooperación como las de conflicto Leftwich (1984: pp. 64-65).
Como se puede observar, el poder, como componente central de la
política, ha guiado la mayoría de las reflexiones en torno a ella. Desde
Aristóteles hasta Maquiavelo, la relación que se establece entre los hombres,
según la cual unos obedecen y otros mandan sigue seduciendo a estudiosos e
investigadores, ya que esta relación no sólo, ni siempre, se basa en la fuerza
o la violencia, sino que está vinculada con ideas, creencias y valores (Del
Águila, 1997: p. 23). De este modo, lo político resultará aquel ámbito de lo
social en que se producen relaciones de poder, esto es, relaciones de mando y
obediencia, o bien se trata de aquel ámbito en el que se dirimen los conflictos
entre los grupos sociales por los bienes colectivos. El concepto de política,
desde esta perspectiva, está asociado con la existencia de conflictos sociales
y de los intentos por sofocarlos o regularlos. Es decir, siguiendo a Vallès
(2001), la finalidad de la política, como actividad y relación social, sería la
de regular los conflictos, de un lado; y, tomar decisiones respecto a la misma,
del otro. A los interrogantes clásicos de quién tiene el poder y cómo se
ejerce, se les podría añadir el componente normativo, es decir, la idea de que
el ejercicio del poder ha de enjuiciarse moralmente. Se trataría, entonces, de
dar respuesta a las preguntas de sobre quién debería tener el poder y cómo
debería ejercerlo.
Así, el pensamiento político moderno, desde Maquiavelo hasta Marx,
se plantea como objeto del análisis político el Estado, vinculándose de alguna
forma el origen de la ciencia política con la aparición del Estado moderno a
partir del siglo XV. Siguiendo a Pasquino (1996: p. 17), si Maquiavelo y Hobbes
se mostraban preocupados por la necesidad de crear un orden político a través
del control del poder en el interior de unas fronteras bien definidas, en otros
casos será el de la creación de un Estado pluralista (Locke), democrático
(Tocqueville), fuerte (Hegel), como equilibrio de poderes (Montesquieu),
instrumento de una clase social (Marx) o capaz de asegurar un compromiso entre
las clases sociales (Kelsen). De este modo, a partir de una redefinición del
concepto de política en términos del Estado, los estudios giraron en torno a
problemas asociados a la construcción no sólo de las formas estatales sino de
cuáles eran las principales características que éstas debían poseer. Más
concretamente, del Estado-nación, como institución concentradora y ejercitadora
de poder, con lo cual el estudio, o reflexión, política se expuso al dilema de
convertirse en una ciencia del poder, entendido éste como ejercicio del Estado,
o éste sería competencia exclusiva del estudio de la política (Mariñez Navarro,
2001: p. 14)5.
Finalmente, hoy, la política, como objeto de reflexión, desde una
perspectiva dinámica se interesa más por los procesos políticos, en donde el
Estado no ocupa un espacio tan destacado. La condición política (Heller &
Fehér, 1998) tiene como premisa la aceptación de la pluralidad de culturas y
discursos, razón por la cual el rechazo por el universalismo político es evidente.
Esto implica que el Estado pierde protagonismo para cedérselo cada vez a la
sociedad. Se hace necesario, entonces, una nueva concepción de la política y un
replanteamiento de la teoría del Estado. Queda abierto el debate de la
política, como objeto de reflexión en tiempos en que la controversia y los
desafíos que imponen las mutaciones y cambios de todo orden le imponen a la
disciplina en el contexto de la globalización.
En este orden de ideas, este artículo se fija como objetivo, a
partir de una serie de apartados, promover el debate y la discusión acerca de
la utilidad de la ciencia política como disciplina académica y profesional.
Para el efecto, el trabajo se estructura en siete, breves apartados, seguidos
de un, también, breve resumen conclusivo.
El primer apartado, "la ciencia de la política", aborda,
de forma sugerente, la respuesta al interrogante ¿qué es la política? Respuesta
que tiene una doble intencionalidad, como verá el lector. "El conocimiento
científico y la ciencia política", en el segundo apartado, hace un
recorrido por la historia de la ciencia política, para señalar que ésta, como
disciplina contemporánea, ha estado signada por diversas escuelas y corrientes
que desean adjudicarse las definiciones, funciones y paternidad de la disciplina.
Las pretensiones van desde la autoría y sustento teórico hasta la vasta
interpretación y análisis de los fenómenos sociales. Lo anterior produjo, hacia
comienzos de la década de los sesenta, no pocas oleadas de confusión tanto de
conceptos como de metodologías de la ciencia política. El tercer apartado, por
su parte, se ocupa de responder al interrogante que otrora se formulara uno de
los más influyentes politólogos del siglo XX, por lo menos de la España
democrática y de América Latina, Cuando hablamos de ciencia política, ¿de qué
hablamos?6. La respuesta a tal interrogante, tiene, del mismo modo, una clara
intencionalidad: el de la claridad teórica y conceptual, frente a una
disciplina que ha ganado su autonomía disciplinar frente a un variopinto de
disciplinas que se abrogan la paternidad de la ciencia política, de un lado; y,
del otro, consecuentemente, frenar, en alguna manera, el excesivo intrusismo
del que es objeto la politología7. El cuarto apartado, se dedica a mostrar la
utilidad académica y profesional de la ciencia política. Cabe afirmar,
razonablemente, que la expansión e importancia de la ciencia política -en las
universidades así como en función de sus conexiones con el proceso político-
representa una ampliación y un desarrollo de la cultura política democrática en
cualquier país. Del mismo modo, que la ciencia política resulta en un
instrumento útil para el sistema democrático, debido a su aporte al estudio,
compresión y conocimiento de la realidad política, a su crítica constructiva de
lo que hacen o quieren hacer los políticos y a su función interpretativa que
permite hacer comprensible la política para el ciudadano, permitiendo además
comprender problemas que afectan a los países como es la pobreza, la
contaminación del medio ambiente, el suministro energético y los conflictos,
cuyo estudio y solución se encuentran entre las actividades prioritarias de los
gobiernos, por tanto, puede sostenerse que la disciplina ya no es un lujo
académico sino una necesidad social.
El quinto apartado, aborda y aproxima la metodología de la ciencia
política. Allí, parafraseando a Gutiérrez (1997) y citando una frase de Howard
Hunt, luego, nos acercamos al asunto de cómo enseñar ciencia política. Es
decir, a cuál es el método o la forma para su enseñanza/aprendizaje. Se señala,
de entrada, la ausencia de métodos únicos o totalizantes, pues antes que cerrar
lo que se necesita es abrir. Tal afirmación se sustenta en la existencia,
además del intrusismo, de cierto talante dogmático que bordea el unilateralismo
al momento promover la enseñanza aprendizaje de la ciencia política como al
momento de negar su utilidad, principalmente desde la ciencia jurídica.
Equivocadamente, aún muchos juristas consideran que la ciencia política es
igual al derecho. Nada más errado, cuando no dogmático. Principios y propósitos
que orientan la formación politológica, orientan el siguiente apartado haciendo
referencia a los propósitos y a los alcances de la formación en ciencia
política, principalmente, a los principios filosóficos que orientan toda la
actividad académica de la universidad, en general. Los propósitos y los
alcances de la formación politológica, sin duda alguna, se enmarcan en
principios y propósitos de carácter universal como la libertad, la igualdad, la
justicia, la pluralidad, la ética, la heterogeneidad, la cientificidad y el
profesionalismo.
Modelos, estrategias pedagógicas y contextos de aprendizaje,
preceden el apartado reflexivo, que no conclusivo del artículo. Por supuesto
que de nada serviría la revisión de las estructuras si no se reforman también
las relaciones profesor-estudiante en el proceso de formación. Esa revisión
estaría encaminada a lograr desarrollar en el estudiante competencias y
habilidades para tener pensamiento lógico aplicable a asuntos prácticos,
disponer de la capacidad para comunicar el pensamiento, para hablar y para
escuchar, para leer y para escribir, para conversar con transparencia, tener
idoneidad para formular juicios relevantes, lo cual exige capacidad de
relacionar la teoría con la práctica, y capacidad para pasar de lo abstracto a
lo concreto y poseer capacidad para discriminar valores, es decir, poder
distinguir unos de otros, teniendo conciencia de los valores intelectuales,
estéticos, religiosos, éticos, políticos, etc. También para interpretar,
argumentar y proponer.
El artículo termina con algunas reflexiones a modo de conclusión,
sin que estás sean definitivas, en las que se plantean los dos principales
retos de la ciencia política contemporánea. La superación de dichos retos,
contribuiría, espero, a su consolidación como disciplina y como profesión, en
un espacio en el que la ciencia política es vista, sin serlo, como una
disciplina pasarela
DESARROLLO
ACTIVIDAD:
ELABORA
UN MAPA MENTAL QUE EXPLIQUE EL TEXTO
ESCRIBE
LAS DEFINICIONES DE POLÍTICA Y SU AUTOR
ELABORA
UN GLOSARIO (OJO CON DEFINICIÓN) DE LAS PALABRAS QUE NO SEAN CLARAS PARA
TI…MÍNIMO 30 PALABRAS
1. Investiga
que es una ideología y realiza un mapa conceptual sobre las diferentes
ideologías elige con sus características.
2. Realiza
una historieta sobre el socialismo e investiga sus causas y consecuencias.
3. Realiza un
ensayo sobre el origen y las consecuencias del narcotráfico en Colombia.
4. ¿Porque se
le conoce al tráfico humano como la esclavitud del siglo XXI? Justifica esta
afirmación en una hoja como mínimo.
5. Escribe
una historia para compartirla con el grupo donde relacione tráfico humano,
Derechos Humanos y conflicto armado.
6. Realice
una historieta sobre los Derechos Humanos y justifique su secuencia.
7. Investigue
historia y tratados hasta hoy sobre Derechos Humanos.
8. Investigue
el origen del Derecho Internacional Humanitario y sus condiciones.
9. ¿Las
víctimas del conflicto armado internacional que derechos tienen en caso de
guerra?
10. Observa y
lee noticias y documentales sobre actual conflicto mundial y realiza un ensayo
sobre la condición de las victimas militares y civiles afectadas social,
económica y políticamente.
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